lunes, 11 de junio de 2012

Bailar en tiempos de revolución

La expedición hace noche en el campamento base esperando a que la luz del día ilumine la cordillera. Cuando sea por la mañana saldrán de las tiendas, olvidarán el sufrimiento que les ha producido llegar hasta esa víspera sin que ningún avatar haya obligado a dar marcha atrás en sus propósitos, levantarán la cabeza y podrán ver, frente a ellos, enhiesta, majestuosa, la cumbre. Los ojos se les iluminarán al constatar su presencia tan cercana pero saben que ese último paso, esa última jornada, ha engullido en las entrañas de la Tierra a otros compañeros que lo intentaron antes.
Hoy, antes de que esa primera luz matinal indique el inicio de esa última jornada, quiero decir que no se me borra una sonrisa boba de la cara mientras voy llenando estos renglones. Digo más, los miembros de la cordada blanquivioleta se han hecho acreedores del respeto de toda su afición y esto es lo mejor que se puede decir de un colectivo. No habrá nadie, al menos nadie en sus cabales, que pueda hacer el menor reproche si al final no consiguen hollar la cima.

Los herreros saben que la fuerza de una cadena es la resistencia del eslabón más débil. Y esta cadena no se ha roto. No es, por tanto, cuestión de valorarles uno por uno porque sin el esfuerzo de todos ellos sería imposible estar vivos en esta noche previa pero hay dos eslabones que ayer fueron sometidos a mayor tensión que el resto y mostraron su consistencia: alfa y omega, protero y delantero, Dani Hernández y Javi Guerra. Por partes. Si en el fútbol existe un papel ingrato es el que asume el portero suplente, es consciente de su papel secundario pero no puede caer en la desidia porque en el momento menos previsto han de pasar de morderse las uñas a la máxima exposición. Sin contemplaciones, sin excusas, sus manos deben encontrar los argumentos que generen una súbita confianza. El venezolano ha cubierto con matrícula una prueba poco apta para nervios convencionales. Una gran parada al inicio ha frenado el ímpetu rival y le ha hecho acreedor de la confianza de su equipo que nunca dudó en entregarle el balón. Su solvencia por bajo y su superioridad por alto se unen a un notable juego con los pies que ha sido premiado por el destino. En el borde del área, donde otros porteros sienten miedo y patean, él encuentra un ataque dirigiendo el balón al compañero mejor colocado. El desplazamiento que ha supuesto el primer gol del partido no desmerecería al de cualquier reputado mediocentro.
Javi Guerra no ha vivido su mejor temporada y acarreaba una dura carga, el listón que él mismo se puso el año anterior. Físicamente ha tenido más de un contratiempo de los que impiden llegar a un óptimo estado de forma, pero ha llegado. Gol aparte, que parece que es lo único que cuenta, ha realizado un encuentro memorable. Bravo, se ha impuesto en todas las disputas, y generoso,  ha aguantado el balón hasta enconrar a un compañero en mejor disposición,  el malagueño se ha retirado exhausto al vestuario.
Cuando anocheció se introdujeron en las tiendas de campaña. En noches así, a pesar del cansancio, a pesar de que las termitas de los nervios corroen el estómago, los expedicionarios dormirán a pierna suelta como lo hacen quienes, al igual que ellos, tienen la conciencia tranquila. Han de saber que, en caso de que mañana tuvieran que volver sin conseguir el sueño, no tenemos guardado reproche alguno porque nadie puede exigir el triunfo ya que los caminos que a él conducen están llenos de trampas. Se puede, eso sí, reclamar la puesta en escena de todos los valores imprescindibles para que dicho triunfo pueda ser posible. En ese sentido solo caben dos palabras: chapeau y gracias. Chapeau por el esfuerzo y gracias por el fútbol, un juego capaz de hacernos sentir felices aun en tiempos duros para tanta gente como estos. Entiendo a quien no le gusta, pero quiero decir a quienes solo ven en esto un opio que aliena que la consciencia ética y el disfrute nunca estuvieron reñidas, que el fútbol y los libros no son incompatibles y que no valen revoluciones si no se puede bailar. 

Publicado en "El Norte de Castilla" el 11-06-2012

1 comentario:

  1. Hola Joaquin. Enhorabuena por tu artículo. He de decir que suscribo todas y cada una de las palabras que has escrito. Has plasmado mi filosofía frente al fútbol de una manera maravillosa. Estoy muy de acuerdo con lo de Dani y Guerra. El día del Córdoba pensé "¡Guerra ha vuelto!". En realidad nunca se fue pero, como tu bien dices, es muy difícil mantener el listón tan alto que él mismo se había puesto. Además su actitud en el campo ha mejorado en los últimos partidos. Dani me da mucha seguridad. Tenemos dos porterazos. En fin, enhorabuena otra vez. Tu artículo es casi poesía. Un abrazo.

    @keka180

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