miércoles, 9 de noviembre de 2022

Y ESTO, ¿CUÁNDO LO ECHAN?




Cuando me topo con la grabación televisiva de una entrevista callejera en la que se plantea algún asunto de actualidad a quien pasaba por allí, ralentizo el paso con el propósito de, sin que se note, husmear sobre la materia tratada y curiosear al respecto de la desenvoltura ante el ojo de la cámara de gente inhabituada a copar tal protagonismo. Al final, cuando la grabación ha concluido, justo cuando la persona en cuestión está a punto de marcharse, como en un acto reflejo, se vuelve y, con una sonrisa entre tímida y coqueta, pregunta:

-          Y esto, ¿cuándo lo echan?

Salir en la tele, para el común de los mortales, no deja de ser un acontecimiento, un hito que se recuerda. A algunos les genera tal fascinación que fuerzan situaciones para que alguna cámara se dirija a ellos. Salir por salir, por decir que se ha salido, como los espontáneos que interrumpen cualquier espectáculo de masas.

Otras veces, el salir se escuda en un determinado objetivo, se estima que tanta visibilidad multiplica la fuerza del mensaje. Puede ser, pero conviene detenerse. Marshall McLuhan apuntó que ‘el medio es el mensaje’ y se quedó corto: el mensaje además está condicionado por la forma de aparecer en el medio correspondiente. Básicamente porque la propia aparición induce la manera de abordar los objetivos. El ansia de foco implica la ‘espectacularización’ y, con ella, el desprecio por el trabajo más silencioso, la actividad más cercana, la pretensión de que el mensaje se extienda por convicción. En todo caso, aparecer en la tele como paso posterior, como consecuencia podría servir, pero no antes. Al final, las grandes batallas se dan fuera de foco.

La verdad, no entiendo cómo contribuyen a salvar el planeta estos abordajes de museos. Menos ahora en que la sociedad es cada vez más reactiva a los mensajes de la tele. Lógicamente.

Publicado en "El Norte de Castilla" el 08-11-2022

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