lunes, 11 de marzo de 2019

EL ATROPELLO INNECESARIO DE PLANO

Foto El Norte
En una época en que el servicio militar era obligatorio, en un tiempo en que la palabra 'obligatorio', ustedes me entienden, llevaba tilde, más aun cuando se trata de asuntos castrenses, varios centenares de individuos se negaron a realizar dicha arguyendo, sin más, razones que se encontraban escritas en la Biblia. Todos ellos pertenecían a los Testigos de Jehová. Su conciencia les impelía a negarse a utilizar armas. El régimen dictatorial trató de encontrar una fórmula que permitiera castigar con severidad tamaña osadía a la vez que no crease un problema de disidencia. Tragaron buena dosis de cárcel, eso sí. Pepe Beunza fue la primera persona en España que adujo causas políticas para justificar una negativa semejante. También comió su ración de trena.

La nueva Contitución acondicionó un espacio para admitir bajo su paraguas estas decisiones. Pero en el mismo artículo 30.2 dejó abierta la puerta a la realización de una prestación social de carácter sustitutorio. Los herederos intelectuales de Pepe Beunza también se negaron pero fueron miles los jóvenes que, una vez fue regulada dicha actividad suplente, pasaron por ese tamiz. Allí las experiencias, por mil y un motivo, fueron de lo más variopinto. Hubo quien se sintió útil y considera que aprovechó el tiempo y sus capacidades para desarrollar una labor estimable. No es el caso de Marcelo. El chico fue asignado a la Cruz Roja y sus meses allí se le han quedado grabados como una penitencia. Cosas de la vida, Ángela, su cuñada, participa activamente en la asamblea local de dicha organización. Ambos coincidieron en el hospital el día que operaban al padre de él, al suegro de ella. Con un café por medio, en uno de esos impases entre información e información, surgió inevitablemente la conversación. Ángela pretendía convencernos para que nos hiciéramos socios. A Marcelo, como si no hubiera pasado un cuarto de siglo, se le revolvieron las tripas.
– Mira 'cuñá', tengo dicho que si tengo un accidente y vienen los de la Cruz Roja a salvarme, que no hagan nada, que ya sabré morir yo solo sin necesidad de ayuda de fuera.
Ángela desconocía la relación de Marcelo con su organización. Él se dio cuenta de que podía haberla ofendido y le fue relatando cómo fue aquel año en que le tocó hacer lo que no sabía. Ella, asumiendo la certeza da la vivencia de su cuñado, quiso hacer un matiz.
– Ha pasado mucho tiempo desde entonces, ya nada es lo mismo.
Supongo que Ángela tiene razón y la actual Cruz Roja es mucho más profesional que en aquella época. La experiencia de Nacho, sin embargo, debió ser similar a la de antaño de Marcelo. Cuando el lateral izquierdo estaba expuesto a un accidente por el ataque de Odriozola, es entonces cuando aparece Plano para ayudarle. Una ayuda que supuso la muerte. Un penalti estúpido que fue el principio del fin. Un error infantil que sumar a la serie de errores pueriles.

Publicado en "El Norte de Castilla" el 11-03-2019

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