jueves, 14 de marzo de 2019

SABOR DE TIERRA

Imagen tomada de burgoshabla.blogspot.com

Lo de que el orden de los factores no altera el producto es una propiedad que se cumple, y no siempre, en el ámbito de las matemáticas; en el escenario político, como en el rebozado, sí varía el resultado en función de qué vaya antes y qué después. Entre otras cosas porque el ‘después’ puede periclitar por culpa de un ‘antes’ dudoso. Que se lo digan si no a Silvia Clemente, a quien ahora sus excompañeros ponen a caldo no solo por el hecho en sí de la fuga, también por todo aquello oscuro que ahora parecen recordar, los mismos hechos que antes negaban haciéndose cruces tras escucharlos. Supongo que S.C. antes de iniciar la metamorfosis de charrán a naranja contaba con esa despedida hostil, lo que igual le ha descuadrado más es el recibimiento. Debe de ser que planeando en las alturas se pierde la perspectiva, que desde allí arriba se entiende como loa hasta los vituperios. Cuando bajó a pie de calle para agradecer el recibimiento escuchó con claridad aquello de ‘quién no te conozca que te compre’. A partir de ahí, el esperpento. Ciudadanos organiza un proceso de votación telemático en el que alguien, o álguienes, veremos quién, o quiénes, muestra a la par sus lados impúdico y torpe: hace trampa jugando al solitario y la hace tan mal que le pillan.

Pese a todo, sorprende que casi 500 afiliados, poco menos de la mitad, hayan votado a la recién llegada frente al clásico por propio Igea. Descontando algunos que pudieran tener un interés particular, se puede concluir que más de 400 militantes naranjas respondieron ‘lo que usted mande’ al ser preguntados sobre cuánto suman dos más dos, que cuatro centenares de adultos voltearon el orden de los factores para apoyar los factores del orden, esto es, lo que diga el jefe.
La experiencia ‘ciudadana’ nos deja dos víctimas amén de la propia organización. Por un lado, el modelo de votación, ya que se ha alimentado la sospecha de que es sencillo manipular; de otro, la propia Silvia Clemente quien, tras morder el polvo, ha pasado de disfrutar la tierra de sabor a paladear el sabor de la tierra. Y no, no es lo mismo.


Publicado en "El Norte de Castilla" el 14-03-2019

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