jueves, 24 de septiembre de 2020

IGLUSES

Foto "El Norte de Castilla"

Si la memoria no me traiciona, fue a Luis Piedrahita al que escuché un monólogo en el que, refiriéndose al plural de iglú, proponía dos alternativas, iglús o igluses, para posteriormente rematar apuntalando que se podía elegir cualquiera de las dos dependiendo tan solo de si se pretende decirlo bien o mal. Este comentario suena a Perogrullo, casi todos lo suscribiríamos; pero, si extendemos la reflexión más allá del terreno de la morfología, encontramos más enjundia de la que a bote pronto se intuye. Entre otras cuestiones porque aunque pudiéramos acordar una definición de ‘bien’ o ‘mal’, el desacuerdo estará asegurado cuando se pretendan analizar determinados dichos o propuestas.

Resulta, sin embargo, mucho más sencillo discernir sobre la calidad de la ejecución con los que aquellos dichos o propuestas se desarrollan. Existe una corriente de opinión, minoritaria pero cada vez más audible, que cuestiona el modelo de CCAA anhelando otro mucho más centralizado. El caos, o la sensación de tal, a consecuencia de la gestión de la covid parece otorgarles algo de razón: el sistema se ha visto anegado como las poblaciones levantinas tras una gota fría. En realidad, entiendo que no es un problema de sistema, que dentro de un orden no hay sistema intrínsecamente bueno ni esencialmente malo. Los hay que se adaptan mejor a determinada sociedad, con unos defectos o con otros…, la cuestión de fondo, el iglús o igluses, no va tanto en la elección del sistema cuanto en la manera de llevarlo a la práctica. Y es difícil imaginar que entre el todo y las partes se pueda ejecutar peor y con más dosis de deslealtad un sistema descentralizado en una situación como la que nos acucia.


Publicado en "El Norte de Castilla" el 23-09-2020

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