Cada lunes que
me corresponde enviar artículo, me enfrento sistemáticamente al límite del
último minuto. En esta ocasión, también. Eso sí, a la manera de las noches
primaverales de cambio de hora, he adelantado, mentalmente en este caso, el
reloj con el fin de rubricar estas palabras con tiempo para acudir puntual a la
prueba médica prescrita. Una de las caras, una cuenta pendiente que mantengo
con ustedes. Escucho, leo, cálculos a vuelapluma sugiriendo que trabajamos
gratis hasta mayo/junio debido a que los ingresos anuales obtenidos en ese
tramo acaban en la saca recaudatoria de Hacienda. Remuevo mis números, también
a grosso modo, y concluyo con que no podría pagar ni juntando los ingresos
totales de un lustro lo recibido de la Sanidad Pública alguno de estos años.
¿Que se producen
gastos innecesarios? Seguro. ¿Que las cañerías pierden agua de ineficacia? Sin
duda. ¿Que existen albañales indebidos, vaporizaciones interesadas? Indudable.
Incluso se puede añadir que la calidad de los servicios públicos tiene margen
de mejora; que, aun así, en medio de la complacencia, un tercio de los menores
en España camina por las playas del mar de la pobreza. Ahí, en esos puntos,
entiendo se debe apuntalar el debate. No vaya a ser que, enrabietados, saquemos
el tapón de la bañera y, si me permiten, se nos cuele el niño por el desagüe.
Escribo esto
ahora por mi prueba, sí, pero, sobre todo, inducido por la sensación de que en
el frontispicio del debate global que nos atañe se escriben las palabras del
Secretario de Estado norteamericano Mario Rubio: “comprendo que haya políticas
internas, tras décadas de construcción de vastas redes de seguridad social que
quizá no quieran desprenderse de eso e invertir más en seguridad nacional”.
Comprendo, pero. Ya saben. Quizá parte del ‘desencuentro’ trumpista con Europa
surge por la voluntad de socavar un modelo social proteccionista que se ha
mostrado viable. No le molesta Europa, sino su sistema. Exigir más gasto
militar pretende obligar a la renuncia. Claro, no son pocos los interesados de
aquí que, amparados en la propuesta, escudándose en el ‘yo no quería, pero…’,
afilan el colmillo.
Publicado en El Norte de Castilla el 8-4-2025
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