lunes, 1 de diciembre de 2008

EL TORPE VEINTITRÉS SE SUMA AL ESPECTÁCULO

Los que no son capaces de disfrutar de un partido de fútbol se refieren a él como «veintidós tíos en calzoncillos corriendo tras una pelota». Hasta ellos conocen el número de protagonistas. Pero, a veces, uno con el calzoncillo negro (¿como la conciencia?), cuyo mayor mérito consistiría en que nadie se cerciorase de su presencia, salta al ruedo como cualquier maletilla sin sentido del ridículo. Se erige en el protagonista veintitrés, ese impar que siempre sobra, y distorsiona el espectáculo que deseábamos ver. Álvarez Izquierdo, que será una bella persona, no tiene dotes para arbitrar. Ayer volvió a errar, llevaba cuatro semanas sin arbitrar, lo que en su jerga denominan nevera, y, para que se fuese aclimatando le asignan el partido del Zorrilla para su redebut.
Debería volver al congelador. Árbitros como él, tanto da si te benefician o te hunden, deberían ser desterrados si queremos que el juego mantenga la credibilidad. En este caso, me atrevo a decir, el principal perjudicado fue el Real Valladolid. No le han regalado nada -el partido estaba en su mano- y ahora un dedo le señala como aprovechado. Claro que los mallorquines tienen sobradas razones para quejarse de su labor. En fin, esta noche se hablará más del inefable personaje que del partido del Real Valladolid y eso supone una injusticia para los blanquivioletas. Vienen lanzados, sus últimos partidos han generado tal dinámica de confianza que parece muy cercano lograr el objetivo de mínimos. Esperemos que no padezcan el síndrome Bahamontes: Tras ser el mejor en las subidas, se acojonaba en las bajadas. Y ahora llega una: Osasuna, Depor, Numancia y Racing serán los próximos rivales, La filosofía con la que afronten estos encuentros nos mostrará la ambición del grupo. No podemos autocondenarnos a la mediocridad ni ser víctimas de un fatalismo eterno; a veces conviene marcarse retos mayores. No hablo de ‘uefas’ ni de aspiraciones concretas, simplemente de empezar, yendo partido a partido, por marcarse retos mayores.
Elevar el listón de la exigencia no debe asustar, el fracaso sería no intentarlo. Si no se consiguen esos otros objetivos sabremos valorar el intento. Es un tópico extendido que cuando se aspira a más, el Valladolid encadena derrotas. La causa no será nunca el vértigo sino la ausencia de estímulo. Mendilibar ha dicho que han conseguido casi la mitad de los puntos necesarios para evitar el descenso. Podría, de la misma forma, recordar que está más cerca del Real Madrid que de los puestos de descenso. Desperecer o desperezar. El conformismo nos conduce a la morgue, la audacia nos abre la puerta de los sueños. Próxima parada: Pamplona. Son los últimos de la fila y deben saber, a los cinco minutos de partido, que los de enfrente han ido a ganar.

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