En poco más un de un mes, el
calendario marcará la fecha de la fiesta de esta comunidad incolora; en poco
más de dos, las urnas se abrirán para certificar la continuidad de su gobierno
inodoro e insípido. Castilla y León, que así se llama esta cosa, es un mal
agregado de provincias que se miran de reojo, nueve fracciones que nunca
creyeron –ni quisieron- formar parte un todo. Solo les une el aire, un aire que
huele a añoranza de tiempos amortajados en los libros de historia, a viejas
melancolías producidas por las ensoñaciones de un futuro que nunca fue. Unas
tierras que, pese a ser estas que pisamos, resultan lejanas, inexistentes,
incluso para las aspiraciones o las quejas. Cuando uno escucha Castilla y León
desenchufa directamente las neuronas y espera que la conversación escampe.
Existe la provincia porque uno es de allí y existe España porque todos somos
parte. Hasta los cabreos eluden a la comunidad. Pueden estar en entredicho los
alcaldes antipáticos o los que parecen menos honrados; a los miembros del
gobierno central no les dejan de pitar los oídos por la cantidad de veces que
se mientan a sus madres, pero entre ambas aguas, nada.
Así, atrincherado en el medio, en
tierra de nadie, los gobiernos de la Junta forman parte de un paisaje
inaccesible como un castillo en lo alto de una loma. Así se perpetúan, se
suceden, se transmiten en herencia. Y en esa finca, Juan Vicente Herrera vive
tranquilo observando desde la atalaya que los mil movimientos de protesta le
esquivan, que las alternativas políticas que se crean le eluden. Tan es así,
que sus únicos momentos de desasosiego se los generan los suyos prestos a
recibir en herencia lo que el padrecito recibió un día. Tan es así, que solo
Rajoy es capaz de poner en riesgo el seguro gobierno de los mismos más allá de
mayo. Los que se empeñan en crear proyectos alternativos, los que pretenden
dotar de ser a este vacío, son como moscas chocando contra el cristal de la
realidad. Unos héroes empeñados en hacernos creer que Castilla y León existe
más allá de los mapas oficiales.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 19-03-2015
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