De repente le había
cambiado el semblante, ahora, mientras guarda su teléfono en el bolsillo de la
chaqueta, esboza la misma sonrisa que se le pone cuando gana un órdago al mus.
Hace apenas unos minutos gritaba a su auricular -y a toda la gente que en ese
momento pasaba por la calle- mostrando su indignación. Sois unos sinvergüenzas,
decía, me dijeron que ese servicio costaría equis y me han cobrado casi el
doble, me dijeron que no reducirían las prestaciones y cada día todo funciona
peor, no quiero seguir con ustedes, póngame, por favor, con el departamento de
bajas. Se hizo el silencio que duró unos segundos, después, no menos
enfurecido, volvió a repetir la misma cantinela. Así hubo tres o cuatro intentos, hasta que
consiguió acceder al servicio de bajas. Si bien al principio de esta última
conversación mantenía el enfado, su cara iba tomando, paulatinamente, un
aspecto más relajado.
Ahora sonríe y me
cuenta la historia de desencuentros con su operador telefónico. Le escucho y cuando
termina de hablar le digo que entiendo que haya decidido darse de baja. No,no,
responde, al final he decidido continuar. Pero si acabas de llamarles de todo,
dije extrañado. Ya, pero después de hablar con el departamento de bajas he
salido ganando, porque me han ofrecido un nuevo contrato con mejores
condiciones y más barato. O sea, repliqué, que si ahora te hacen esta oferta es
porque podían y durante todo este tiempo te han cobrado más de lo que debían,
no entiendo tu alegría. Por cierto, añadí, ¿cuánto te faltaba para concluir el
tiempo de permanencia? Poco más de tres meses. Me despidió y continuó feliz su
camino.
Por mi parte
continué con el mío sin dejar de dar vueltas a la conversación. No cumplen lo
que dicen, recortan prestaciones, cuando tienes un problema te pasan de un
operador a otro hasta aburrirte sin aportar ninguna solución. Eso sí, cuando
llega el momento en que puedes darles el bote te proponen algo tan burdo como una
mejora de las condiciones, parece que no hubieran tenido tiempo antes. Entro en
un bar, pido un café, cojo el periódico y leo que el gobierno central y el
autonómico van a rebajar los impuestos. Miro el calendario…
Publicado en "El Norte de Castilla" el 02-10-2014
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