domingo, 30 de noviembre de 2014

SIN RUEDA DE REPUESTO


Las estadísticas no son más que un sinfín de datos ordenados que se realizan con la intención de obtener conclusiones que puedan servir para algo. Son básicas en cualquier trabajo científico porque estos datos fríos tamizados por la mente humana aciertan a explicar correlaciones entre diversas variables o buscan caminos entre las causas y sus efectos. A pesar de que son imprescindibles para el desarrollo de casi todas las áreas del conocimiento, hemos aprendido a desconfiar de ellas debido a que con demasiada frecuencia nos las presentan trampeadas. De esta manera deja de tener valor científico y se convierte en instrumento de manipulación. No es que mientan las estadísticas, sino que quien presenta los datos toma únicamente los que le interesan y olvida el resto que desnudaría su gestión o bien realza una generalidad para transmitir la impresión que le interesa sin adentrarse en otros matices que le desmentirían. Un ejemplo del primer tipo sería la forma de ofrecer los datos del paro. En función de si estamos en un mes en el que siempre hay más contrataciones, los portavoces oficiales, con esa sonrisa en el semblante propia de un vendedor de seguros, se congratulan del aumento del empleo en el último mes y esconden la tasa interanual. Claro, en otros meses hacen exactamente lo contrario. Un ejemplo del otro tipo consiste en transformar un pequeño aumento del PIB en una recuperación global de la economía de un territorio. Puede ser que ese aumento indique que hay más tarta, pero no es incompatible con que la porción de la mayoría disminuya. En fin, los datos, leídos sin rigor ni honestidad aportan muy poca verdad.


El fútbol no es una excepción y sobre él sobrevuelan cada vez más cifras, más datos, que pretenden encorsetarle. Muchas de estas tablas solamente sirven para el entretenimiento y las discusiones de taberna, algunas ayudan al trabajo de los entrenadores,y pero otras pueden darnos pistas sobre el desmoronamiento de un equipo. Crucen los resultados del Real Valladolid antes de la lesión de Rueda con los de después, verán la diferencia. Desde que el central se lesionara, el equipo ha caído en picado. No es una cuestión estricta de resultados, es que el equipo ha perdido el oremus y cada semana que pasa, lejos de encontrarnos con una solución vemos más gordo el problema. No hay rueda de repuesto ni repuesto para contrarrestar la ausencia de un Rueda que se antoja imprescindible tanto atrás por la solidez que aporta como adelante por ser el único central con claridad para sacar el balón jugado. Entre esta ausencia y las dudas que transmite el entrenador, no hay vez que repita alineación, no hay cambio que no modifique tres posiciones, el Valladolid de ahora nada tiene que ver con el que salía al campo hace apenas un mes. De momento lleva tres salidas consecutivas sin marcar gol alguno, un número, una estadística, que cuenta lo que hay pero que no sirve para encontrar una solución. Pero seguro que alguien, a pesar de la rotundidad de estos datos, tiene capacidad para encontrar alguna lectura que despierte el optimismo. A mí no se me ocurre. No veo fácil la recuperación.

Publicado en "El Norte de Castilla" el 30-11-2014

2 comentarios:

  1. Las lesiones son, sin duda, una de las razones. Pero, como bien explicabas Joaquín en el artículo de la semana pasada con el cambio de Óscar por Bergdich, el entrenador está teniendo unos ataques de ídem, que a mi me están preocupando mucho. En especial, porque tanto los cambios del otro día contra Las Palmas, como los de ayer en Leganés, han sido ultradefensivos... Si el otro día ganando 1-0 y ante un buen rival podrían tener relativa justificación, ayer con 0-0 quitar a Óscar Díaz por Peña, después a un Mojica que a esas alturas de partido estaba jugando de extremo por Álvaro Rubio, son cambios movidos por el miedo. Y si vas a empatar, acabas perdiendo.
    Creo que Rubi está muy perdido en estos momentos, una lástima porque creo que empezó muy bien. Pero hay cosas que para mi no tienen demasiado sentido:
    1. Álvaro Rubio es mejor jugador, aún sin ritmo, que Sastre o Timor. Y Álvaro es quien menos oportunidades está teniendo.
    2. Óscar Díaz para mi no es un 9... Pero es más 9 que Jeffren. Y Jeffren es más jugador de banda que Díaz.
    3. Mojica es un jugador rapidísimo... Nada más, técnicamente es flojo. Mojica hace daño arrancando desde el lateral, no de extremo, porque de extremo no se va de nadie (sólo tiene un regate). No hay más que recordar que Roberto Carlos, infinitamente más técnico que Mojica, fracasó siempre que jugó en una posición adelantada. Este tipo de jugadores como mejor funcionan es con defensa de 3 y como carrileros. De extremo nunca.
    4. Bergdich parecido a Mojica
    5. Ya sé que Omar ha tenido muchísimas oportunidades y casi nunca ha rendido. Pero sin duda tiene más calidad que Berdgich o Mojica de extremos.
    Solución o soluciones? Simplificar Rubi, simplificar... Plantilla corta, cortísima en estos momentos. No tienes demasiadas opciones. Pon a los mejores en el puesto en el que mejor rinden.
    Y para terminar algo esencial: este equipo tiene la moral muy frágil, como se demostró el año pasado. Cualquier susto le saca del partido, aunque sea un poste o una ocasión fallada. No puede ser, tenemos un equipo muy blandito a nivel físico y mental.

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  2. buena lectura, lo que no tengo tan claro es lo de omar, a mí me desespera

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