jueves, 26 de diciembre de 2013

¿EL ÚLTIMO PUNTO?

Los pinceles de Goya no sentían ningún respeto por esa persona de mirada gélida que posaba rodeado de su extensa familia. Mientras acariciaban ese lienzo destinado a trasladar a lo largo de los siglos las caras y los gestos de quienes se saben dueños de las haciendas y las vidas del sus súbditos, en las calles se empezaba a pronunciar, muy por lo bajo, eso sí, palabras que al norte de los Pirineos eran ya de uso común. Carlos IV, ese rey heredero de rey que a su vez fue heredero de otro y así casi hasta el comienzo de los tiempos, no podía sospechar que su línea era quebrantable, que su poder no se basaba solo en la fuerza económica o militar disponible para defenderse de sus ‘iguales’, sino, también, en algo tan etéreo como el crecimiento de unos conceptos que, incubados muchos siglos atrás, estaban empezando a tomar cuerpo.
El sueño de la razón, bien lo sabía el pintor aragonés, produce monstruos y, uno de ellos, de apellido Bonaparte, irrumpió en España. El contacto es fuente de contagio y, aunque fuesen los enemigos a batir, la ocupación francesa alentó a un puñado de ciudadanos que, arrinconados en Cádiz parieron una Constitución que mezclaba los rescoldos más viejos con las aspiraciones recién llegadas. Más allá de la letra concreta, por primera vez, un texto legal pretendía que esta España dejase de ser finca. Desde entonces las ininterrumpidas cadenas dinásticas rompían cada dos eslabones. Fernando VII ajustició a quienes le devolvieron el trono, pero consiguió morir reinando. Su hija Isabel II, sin embargo, hubo de exiliarse en París. Punto y aparte. Primera vuelta atrás: el hijo de aquella, Alfonso recuperó el trono. Murió, poco después, pero siendo rey. El siguiente de la lista, el décimo tercer Alfonso, tuvo que hacer las maletas como su abuela poco antes de que Winston Churchil dijera que la monarquía era una institución tan caduca que en unas pocas décadas quedarían solo cinco reyes en el mundo, los cuatro de la baraja y el rey de Inglaterra. Segundo punto y aparte. Segunda vuelta atrás. Juan Carlos retomó la senda. Antes de anoche le vimos tras un maquillaje que no esconde su deteriorada situación física. Morirá siendo rey o lo dejará por propia voluntad. Esperando turno está Felipe. ¿Será el segundo de una serie de dos? Punto y aparte o punto final.

Publicado en "El Norte de Castilla" el 26-12-2013

2 comentarios:

  1. Será la Tercera de una serie de tres y sin vuelta atrás.

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  2. Es un rey bonachón y de izquierdas, dice la PSOE, organización política que patentó el "ius ad poltronam", con lo cual ya sabemos, que la monarquía instaurada por Franco, será milenaria en España.......

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