jueves, 23 de octubre de 2014

LA CAJA REGISTRADORA

La figura del cómplice es la más rica en matices, tanto da si hablamos de la realidad como si lo hacemos de cine o de literatura. No deja de ser un personaje ambivalente ya que el papel que juega pasa por parecer otra cosa distinta de la que es con el fin de distraernos para que no fijemos la vista en el sitio donde su compinche perpetra el crimen que entre ambos habían preparado. Es el  que grita ¡fuego! para que abandonemos nuestra casa facilitando que otro la desvalije o el que roba unos caramelos para atraer la atención del vigilante mientras su secuaz se lleva el contenido de la caja registradora. A veces, me da por pensar que todo esto de la corrupción no  es más que otra película con el mismo argumento, que los tipejos que van apareciendo en estas primeras escenas no son más que los cómplices de un robo de mayor calado: la de nuestras haciendas y nuestras vidas.
El estruendo de las noticias sobre Rato o Pujol, de las informaciones sobre Moral Santín o los ERES andaluces, es de tal nivel que nos quita tiempo y energía de forma que la indignación dirige nuestra mirada a ese punto mientras hechos de mucha mayor trascendencia pasan absolutamente inadvertidos. Sirvan como ejemplo cuatro letras, TTIP, el tratado que andan negociando los jerifaltes de los Estados Unidos y la Unión Europea. Un tratado que si se firmase bien podríamos cerrar por fuera la puerta de cualquier Parlamento, no serviría de nada. Este acuerdo sería la última y definitiva publicación de un relato vendido por fascículos que se empezaron a publicar al comienzo de la década de los ochenta. Es el cuento de cómo las grandes corporaciones se han adueñado del mundo mientras los estados asistían inermes a la foto de su rendición. No exagero, si este tratado de libre comercio se rubrica será la muerte de la democracia -no habrá leyes que puedan defendernos ante cualquier voluntad depredadora de estas multinacionales- y lo poco que queda de servicio público pasará a ser historia. Además no habrá en el futuro forma de revocarlo.
No perdamos de vista a los que solo nos han robado los caramelos -por muchos y gordos que estos sean- pero no quitemos el ojo de la caja registradora. Insisto, cuatro letras, TTIP, busquen, lean, decidan.

Publicado en "El Norte de Castilla" el 23-10-2014

3 comentarios:

  1. ¿Y que pueden hacer las hormigas contra el niño que escarba el hormiguero con un palo?

    O como dice uno en Las Uvas de la Ira: "Entonces ¿a quién hay que matar?"

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  2. Lo que se ha apoderado del mundo es la memez, las supersticiones y las religiones políticas que siguen proponiendo el paraíso a cambio de sacrificar el progreso. Volvamos a las cavernas, a la autarquía y a la pobreza extrema. Esa es la receta para el siglo XXI..............

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  3. De acuerdo con ello. Lo sintetizaría en un párrafo que me parece fundamental: "(...) nos quita tiempo y energía de forma que la indignación dirige nuestra mirada a ese punto mientras hechos de mucha mayor trascendencia pasan absolutamente inadvertidos (...)". Creo que así es. Por desgracia es muy difícil luchar contra unos medios monolíticos. Incluso muchos medios de los que llamamos "alternativos" e "independientes", en el fondo en parte siguen el guión informativo marcado por los grandes medios.

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