Ahora que el ‘pucelanismo’ deambula por el tortuoso camino
de recobrar la ilusión tras el último golpe recibido, espera con ansiedad el
nombre del nuevo entrenador para -tras emitir cada cual su juicio sumarísimo- depositar
en él todas sus esperanzas en cuanto haga un par de guiños y nos prometa el
préstamo para cuando lo necesitemos. Entonces, a modo de ‘La vida de Bian’,
alguien se pondrá en cabeza de la turba de seguidores marcando la línea a
seguir, esa que separa a creyentes de herejes: “Yo digo que eres el Mesías
porque de eso entiendo, he seguido a varios”.
En este momento de orfandad banquillera, antes de llegar a
ese punto, sepan ustedes, buenas gentes de alma blanquivioleta, que los
entrenadores son necesarios, pero no tan importantes. Hemos visto zotes, con un
currículum pleno de fracasos, triunfando en algún lado y fracasar en otro a
aparentes genios que triunfaron en casi todos los demás. Ni Guardiola -el
entrenador, del jugador ya sabemos que no- garantiza el ascenso, ni con (pongan
ustedes el nombre de zote que quieran) será imposible lograrlo. Piensen ustedes
que mañana mismo Tuchel, un entrenador despedido de su equipo esta misma
temporada por no dar el nivel, puede resultar vencedor de la Liga de Campeones.
Piensen que el mismo Sergio denostado en su última parte de la travesía fue el
que condujo la nave a puerto de Primera cuando, por su dirección previa, estaba
a punto de colisionar contra un iceberg.
Existen decenas de técnicos libres, como de meteorólogos,
cada cual con su libreto. Seguro que alguno acierta con el vaticinio sobre el tiempo
del mayo que viene, pero no sabemos quién. Dada la condición en que se haya el
vehículo, solo pediremos al designado para conducirlo que tenga respuesta a las
dos primeras preguntas de Siniestro Total: ¿quiénes somos?, ¿de dónde venimos?
La tercera, ¿a dónde vamos?, la contestará el tiempo.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 28-05-2021
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