VINTAGE

Me cuesta entender lo de las modas, por qué esta primavera tanta gente camina con un pantalón así o quién decide que multitudes paseen vistiendo una no sé qué ‘asao’. Ya ven, a mí que si alguna vez coincido con esas corrientes será porque, al llevar una y otra vez lo mismo, de casualidad encajo. Cuando se da, alguno de los que sí te suelta entonces eso de “vas muy vintage”. Será, respondes. Y a otra cosa.

Ya no les digo comprender el mismo fenómeno cuando se trata de la elección de determinados debates sociales que, de pronto, de permanecer polvorientos en algún cajón de una cómoda perdida, pasan a ser mostrados y referidos una y otra vez. ¿Quién decide que tal tema resulta de interés? ¿Por qué ahora?

Así, de repente, se multiplican artículos que pretenden responder a si vivimos mejor que nuestros padres. El tema se vuelve recurrente. En mi caso, y dependiendo a quien lea, podría estar en uno u otro equipo, pero quiero entender que es un debate entre el ahora y el hace medio siglo. Claro, siempre hay un desencadenante, en este caso la publicación de un libro –‘Feria’, de Ana Iris Simón- y una breve exposición nada complaciente de la autora en un acto gubernamental. Pero lo que me martillea es la razón (y dónde se esconden los razonadores) que dan pábulo a este asunto descartando tantos otros. 

Aquí, pienso caer en la moda. Aunque soy de los que, aunque ya no esté en boga, seguiré con esta camisa hasta que se rompa de tanto usarla.

Lo que más me cuesta, sea cual sea la moda, es observar que, con demasiada frecuencia, nos quedamos en cómo queda tal zapato en vez de tratar de resaltar su comodidad o conocer las condiciones en que se fabrican.

Publicado en "El Norte de Castilla" el 02-06-2021