lunes, 17 de junio de 2024

ÚLTIMO CONTRA PENÚLTIMO




La incertidumbre genera desasosiego, del desasosiego se nutre la sensación de inseguridad, a la sensación de inseguridad la convierten en especia con la que se condimentan discursos que exacerban el miedo, discursos que aglutinan en torno a una identidad, capciosamente presentada, cicateramente asumida, como inmutable. Observamos que a nuestros congéneres humanos, los propios humanos le incomodan. Más aún, si la propia apariencia de quien se aposta frente a nosotros ya muestra en su rostro el peregrinaje. Es una generalización, claro, no son pocas -bueno, sí, siempre son pocas- las personas que facilitan el asiento, las que asisten en las vicisitudes, las que empatizan con el dolor y el desgarro inmanente a las odiseas; pero la incomodidad generada por la visión de esos a quienes no consideran propios ya se plasma en resultados electorales, candidaturas, votos, que no pretenden ni proponen acomodar sino evitar (cristianamente, a su decir) largando ‘la molestia’.

La emigración es un problema, dicen, repetirán, hasta que el ciclo incertidumbre-desasosiego-inseguridad complete el autocumplimiento de la profecía. Es cierto que la emigración es un problema, el síntoma de un problema, sobre todo en los territorios de partida. Por eso no podemos exaltar el concepto ‘multiculturalismo’, ya que estos trasiegos no obedecen a un deseo, arrancan a resultas de una suma de tragedias que asolan los lugares de los orígenes. El mundo no es el que era, ya, como siempre en la vida, nada es eterno: de los Apeninos a los Andes, de los Andes a los Apeninos. No estamos libres, nosotros o nuestros hijos, de convertirnos en el emigrante, de sentirnos atañidos por esa mirada. Al final, el egoísmo escribe estos renglones.

Obviamente alguna consecuencia inicial resulta indeseada -“pedimos mano de obra…y llegaron personas” (Max Frisch)-. Hechos más relacionados con la situación socioeconómica que con el origen en sí. Nadie llama inmigrante al jeque embilletado, al músico de moda, al deportista de élite… Al final, ellos, los inmigrantes, son nosotros, parte de nosotros. Compartimos las calles. A los parásitos no se les avista hasta sentir su efecto: les sobramos nosotros. 

Publicado en "El Norte de Castilla" el 18-06-2024

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