domingo, 12 de febrero de 2012

INSTINTOS HUMANOS

Los animales, para preservar su vida y la de sus congéneres, responden ante los devenires de su día a día con unas pautas de comportamiento heredadas de sus ancestros a las que conocemos como instintos. En el ser humano el desarrollo de la razón fue arrinconando dicho manantial. Sin embargo, en determinadas respuestas sociales, sobre todo cuando el miedo acecha, da la sensación de que algo queda de ese primigenio generador de estímulos ya que el hombre busca respuestas contundentes y alejadas de cualquier racionalidad ante problemas sibilinos. El primer paso siempre consiste en presentar una enmienda a la totalidad porque entiende que la sociedad que antes no cuestionó ya no le sirve de abrigo. Es una enmienda vacía, que no percibe matices en ese todo que cuestiona y no aporta  más alternativa que un conjunto de generalidades vanas.
Es el tiempo de la antipolítica, nada vale, todos son iguales, hay que quemar la vieja estructura que nos ha dejado huérfanos. Esa vieja casa que se hunde y que, precisamente por no tener techo, no se puede llamar casa.  No es la política la que sobra, sino la que hace falta. Existen personas, muchas, que apelan a la razón en cualquier circunstancia, que son capaces de separar el grano de la paja y que, si proponen derribar una estructura, lo hacen con el plano y los materiales de la alternativa. Y esta alternativa suele sustentarse en una serie de valores que se fueron perdiendo. Saben que las respuestas han de ser complejas porque los puñetazos en la mesa simplemente descolocan los papeles que en ella hubiera.

El primer tipo de respuestas nace ante la irrelevancia de la política y, paradójicamente, pide su anulación. Su discurso siempre necesita un chivo expiatorio en la proximidad al que achacarle toda la responsabilidad y sus propuestas, precisamente por su poco peso, son fáciles de recoger por quienes no tienen escrúpulos en hacer de esta rabia Mein Kampf.

Pero la sociedad no es tan simple ni las soluciones fáciles aportan otra cosa que dolor. La respuesta a la mala política no puede ser la eliminación de esta, sino la exigencia de crecer en torno a las buenas prácticas. Ante la dificultad hay que apretar la razón y silenciar el perverso mecanismo de los instintos.

El Real Valladolid llevaba una docena de semanas sin conocer el sabor de la derrota, una secuencia casi impecable, un paso firme. Hasta ayer. La primera parte del partido ante el Córdoba arrancó como muchas otras. El Valladolid apelaba al juego de cocción lenta, así le había ido bien a pesar de llevarse más de un susto en los principios de los partidos. Quizá por eso estábamos tranquilos y a pesar de los apremios teníamos confianza ciega en que las cosas fueran como tantas veces. El disparo al palo o las paradas de Jaime parecían notas convencionales en el guion de otro capítulo más de una serie de televisión, una magulladura en el armazón de Mazinger Z o un ligero corte en la mano del Águila Roja. Dábamos por descontado que el superhéroe al final siempre gana. Pero no. Esta vez no fue así. Un gol en el minuto 33, la edad de la muerte de Cristo, el número que te hace decir el neumólogo para comprobar el estado de los pulmones, fue decisivo. Y aquí viene el quid de la cuestión, no lo fue por la herida sino por la decisión facultativa. El galeno apeló a los instintos y ante la ausencia de fútbol decretó el fin del fútbol por el que había apostado. Sí, es cierto, la herida del gol fue sangrante pero la cura provocó el colapso cardiorrespiratorio. Un equipo de fútbol es un ente complejo cuya fuerza constructiva emana del centro del campo y eso es lo que hay que reforzar cuando vienen mal dadas. Djukic se dejó llevar por la respuesta sencilla: falta gol, introduzco otro delantero. A partir de ese instante el equipo llevaba la señal de la muerte en la frente.

La ventaja del fútbol es que se vuelve a estar vivo en el siguiente capítulo. Mientras este equipo no reniegue de sus principios tiene a mano conseguir sus objetivos. Pero ha de matar los instintos.

Publicado en "El Norte de Castilla" el 12-02-2012 

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