domingo, 4 de febrero de 2018

EL MEJOR DE LOS VIAJES, FELIZ REGRESO, CHAVALES

Foto El Norte de Castilla
Aprender y enseñar son dos verbos a los que tendemos a emparejar como al trueno con el relámpago. Hay quien enseña y, en paralelo, quien aprende. Cierto es que tal secuencia se produce, pero el aprendizaje es un ser díscolo con tendencia a ir a su bola. Cualquier persona que tenga entre sus responsabilidades la de enseñar, lo sabe: se enseña lo que se puede y aprenden lo que les parece. La calle, la tele, el móvil, la pandilla y mil imponderables  repercuten tanto o más en el aprendizaje de la chavalería que sus padres o profesores.      
Nuestros dos pequeños protagonistas caminan por las inmediaciones del estadio entre felices y asombrados. El día pinta especial; será una jornada de esas que, pasados los decenios, se recordarán con cariño, una experiencia que servirá para contarla en cualquier reunión de amigos, en alguna cena familiar y, seguramente también, a sus propios hijos cuando la ocasión lo permita. Van, nada menos, que a ver un partido de su equipo fuera de su ciudad; de golpe dan rienda a su pasión y disfrutan de una excursión. EL adulto, del que suponemos que es su padre, ahora absorto, con la vista fija en el móvil, días atrás habrá disfrutado de la sonrisa emocionada de ambos cuando les dio la noticia, habrá sufrido la incontinencia de unos nervios en aumento según se acercaba el momento. Quizá les haya chantajeado como se hace en vísperas de los Reyes Magos: como os sigáis portando mal, no venís conmigo el sábado. Pero sí, claro que sí vinieron y lo hicieron siguiendo todos los pasos de una liturgia de este nivel. La indumentaria, por ejemplo, además de proteger del frío debe estar adornada con algún signo reconocible. Vamos a ver a la Cultural, somos parte de la Cultural. Por más que el fútbol esté profundamente mercantilizado, su esencia contiene la verdad del verde. El día en que ese sentimiento de pertenecer a algo desaparezca, el fútbol será lo que es el circo. 
El padre les habrá leído la cartilla: no os separéis de mí, no hagáis tal, haced cual. De esas enseñanzas habrán aprendido. Pero también han aprendido de lo que no les han enseñado, de lo que simplemente han vivido. Por suerte, el derbi ha transcurrido sin incidentes. La rivalidad puede ser fuerte pero el fútbol, la sociedad, no puede permitir que los vándalos aprovechen el escenario para hacer de las suyas. Nuestros pequeños visitantes han gozado de un estupendo ambiente. Ya dentro, en el estadio, solo se han tenido que preocupar del fútbol. Se habrán entristecido con el arranque de una Cultural timorata; habrán saltado y gritado con los dos goles leoneses que ponían a cero el contador; se habrán sentido ganadores cuando han visto a los suyos abrumar por juego al Pucela; les habrán entrado los nervios cuando las tortas dieron la vuelta y, quizá, solo quizá, se les haya escapado una lagrimilla con el tercer gol en contra y el consiguiente e irrevocable final del partido. La vuelta tendría aún ese sabor agridulce, pero mañana será otro día que empieza. Si, pese a la derrota, se levantan con una sonrisa valorando más la experiencia que el resultado, habrán aprendido más que en un día de colegio, el viaje habrá sido el mejor de los viajes. El lunes, aún felices y asombrados, lo contarán en clase. 
Chavales: ¡hasta pronto!

Publicado en "El Norte de Castilla" el 04-02-2018

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