lunes, 27 de mayo de 2024

DE ¡ALÉJESE! A ¡NO LA PIERDA!

El azar urde el encuentro de la jovial 'ochentañera' Elsa con el mustio octogenario Alfredo, Fred para ella una vez se presentaron. Poco a poco, el carácter vivaracho, enérgico, tarambana, desacomplejado y resuelto de esta mujer a la que da vida China Zorrilla subyuga, envuelve y contagia al apocado, discreto, cauteloso y formal anciano interpretado por Manuel Alexandre que apenas se opone al avasallamiento, se engalana con la envoltura y retoña una vez su cuerpo asimila el virus por ella inoculado.

En el entretanto de esta 'Elsa y Fred', película dirigida por Marcos Carnevale en 2005, aparece –en la piel del inmenso Federico Luppi– Pablo, el resabiado exmarido de Elsa con la pretensión de alertarle a él de las mañas de ella o sabotearle a ella un idilio que sería con él. Cuando ambos hombres coinciden en una sala, Fred se encuentra en la necesidad de justificarse.

–Mire yo no se qué es usted de ella, si su marido, ex marido, su difunto marido.

Tras cerciorarse de la veracidad de ese asesinato imaginario, Pablo se enciende y apresurado como un torbellino descarga su verbo. (Piense en usted en el minuto 76, empate del Villarreal B. Más, en el 86 tras el 1-2 que arrumbaba sus crecidas ilusiones).

–Mire, Elsa es extremadamente peligrosa, fabula, miente, se inventa cosas. Es una mujer de sumo cuidado. Se lo digo porque yo la quise con toda mi alma. Ella inventa, lo tuerce todo para hacerse la buena. ¡Tenga cuidado, Alfredo! ¡Usted no sabe dónde se ha metido! Esta mujer le va a destrozar la vida. Está completamente loca, es muy peligrosa. Alfredo, hágame caso, ¡aléjese! No me diga nada, tampoco me dé las gracias, hago lo que tengo que hacer, nada más. No quiero que otro pase por el calvario que yo he vivido.

El ciclón apenas inmuta la resolución de Fred. Desea a Elsa por completo, tanto su necesariamente corto pero a buen seguro intenso futuro, cuanto por el esplendoroso pasado que encierra en sí. Aun modoso y retraído, se deja vencer por la curiosidad (como quien pregunta cuánto queda para que el partido termine tratando de vislumbrar si existe margen; como quien teme que un gol del Eibar convierta en arena la piedra que se creía poseer).

–¿Puedo hacerle una última pregunta? ¿Es verdad que de joven era parecida a Anita Ekberg? ¿A la rubia de la película –refiriéndose a la escena de 'La dolce vita', leitmotiv, expresión del deseo, cine dentro del cine, en la que la actriz sueca y Marcello Mastroianni se bañan sensualmente en la Fontana di Trevi–?

APablo se le nublan los ojos, mira hacia adentro. Su cerebro evoca un tiempo pasado pero permanente, un recuerdo que aparece en cuanto pasa la gamuza y limpia el polvo del resentimiento. (De no se sabe dónde aparecen dos goles en el descuento. El Eibar, además, había sucumbido definitivamente).

–Era grandiosa, monumental, la rubia mas despampanante que había en Buenos Aires. Aparecía ella y la tierra temblaba.

La remembranza le macera, le hace sentir bendecido por la vivencia. Sonríe complaciente.

– ¿Sabe? ¡No la pierda!


Publicado en "El Norte de Castilla" el 27-05-2024

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