Aguacero por partida doble, por rival y por acumulación de partidos en esta semana. Razón, supongo, por la que Pezzolano guardó cartas y mostró otras alternativas. Sorprendió con la inicial presencia de Machis, 'el de la 'vinotinto' –Miki dixit– apareciendo en el once que estrenaba el entorchado de homenaje a los vinos de la Ribera'. ¿Le dimos apresuradamente por defenestrado?, ¿fue expuesto en el escaparate en tiempos de mercado? El primer interrogante se responde con un 'veremos'; el segundo, con un tajante 'no': la labor de zapa encomendada en pos de la utopía enfangaba el aspecto, atrofiaba la posibilidad de lucimiento. Ni un ápice ha variado la cotización de este jugador capaz de levantarte entusiasmado del asiento media docena de veces y seis docenas para maldecirle.
En una semana se cierra el incongruente –no encuentro sentido a comenzar la temporada mientras se mantiene el trasiego de jugadores– tiempo del compro, vendo, cambio. Faltan piezas, el Pucela afinará el sudoku de sus necesidades –más de las subsanables– y pretenderá ajustar (los sueldos de) la plantilla desanudando jugadores sin, a priori, relevancia para el devenir de la temporada. Descontando a Kenedy y Malsa, que no se sabe si son, si están o ninguna de las dos, si mantienen presencia real o se trata de hologramas; permanecen en el alero De la Hoz, fichado para otra coyuntura, y Biuk, no se entiende por qué se le firmó. Y Machis. Quizá hubo quien percibió resplandor en el escaparate: el propio Pezzolano. Y redime al venezolano y este adquiere un protagonismo tan imprevisto como bienvenido.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 26-08-2024
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