jueves, 7 de febrero de 2013

EL ROZÓN EN LA HERIDA

Recuerdo la sonrisa burlona de mi viejo paisano José ‘el Cuco’ cuando me vio respingar tras haberme apoyado en una pared. ¿Qué?, me dijo, ¿a que cuando tienes una herida todos los golpes van a ella? Mi cara de niño puso mueca de sorpresa. ¿Cómo podía saber que tenía una herida? Pero por otra parte, pensé, no le falta razón. Cuando tienes una herida y se produce un contacto involuntario con cualquier objeto, maldita casualidad, creí entonces, el impacto siempre atina con la llaga. Pasan los años y descubres que no es así, que el cuerpo toca a diario cientos de objetos sin que nos enteremos, salvo que ese roce se produzca con la zona herida. Entonces chillamos.

España se ha caído de bruces, de la costalada se le ha llenado de magulladuras la zona del cuerpo más cercana al bolsillo. Ahora, los mismos roces que antaño no advertíamos, producen un dolor rabioso, una respuesta airada. No es lo mismo saber que algunos se lo llevan crudo cuando hay, que cuando falta. Con este aire me llegan varios correos pidiendo mi firma para solicitar la dimisión de la cúpula de un PP acusado de teñir de negro los billetes. Pero son el mismo partido que ha gobernado en distintas comunidades cuando buena parte de estas tramas eran conocidas, sin que fuera perdiendo ni un poco de respaldo electoral. Es más, precisamente por eso, su apoyo aumentaba al convencer a muchos de que no importaba nada que se llevasen algo, ya que traían más. Se creyeron impunes, por eso ahora no entienden nada. Al fin y al cabo, piensan, somos el reflejo de la sociedad, no nos acusan de nada distinto a lo que hace el común de los mortales: pagar en negro, decir que el niño tiene menos años para ahorrar unos céntimos en el autobús… Pero sí, lo han hecho, creen que son reflejo, pero son caricatura. No voy a firmar porque no aspiro a que se vayan por propia vergüenza, sino a que la España amoratada ya no admita trapisondas. Tendrá que ser un país distinto ya que es la única manera de elegir gobernantes distintos. Más que nada por evitar los malditos golpes, algo saludable aunque no hubiera heridas.


Publicado en "El Norte de Castilla" el 07-02-2013





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