jueves, 19 de noviembre de 2015

LOS DUEÑOS DEL RELATO

La realidad, cada realidad, de puro compleja, se torna inabarcable. El intento de comprenderla en su totalidad es, por tanto, un esfuerzo vano. En paralelo a esa imposibilidad, reside el deseo de entender lo que nos rodea. De ambas circunstancias, querer y no poder, surge el relato: una narración creíble de lo que acontece que asienta sus pies en cada espacio cultural y que, de esta manera, está preñada de cada forma apriorística de ver el mundo, de identidades y mitologías. En un relato se entremezclan los saberes con los deseos, los hechos con las visiones interesadas. Siempre, eso sí, simplificando el número de piezas, acomodando cada una de ellas a lo que de antemano sabíamos, identificando con un solo nombre una multitud de matices, omitiendo las contradicciones propias y ajenas. Un relato también sirve para exculpar, para justificar, para adecuar lo ocurrido a lo que nos conviene escuchar.

Cuando un hecho sobresalta y destroza la rutina buscamos, de inmediato, incluirlo en un relato de forma que este nos ayude a sobrellevar nuestro día a día. Nos aporta una falsa sensación de seguridad porque creemos que sabemos algo cuando, en realidad, es ese propio relato el que esconde las causas reales de lo que ocurre. Lo que vemos no son más que visiones parciales de un conjunto colosal de acontecimientos relacionados.
Hemos escuchado con frecuencia eso de que la primera víctima de una guerra es la verdad. Es cierto, incluso, desde el día antes: no hay guerra que no se haya amparado en algo digno. Por desgracia, este axioma se puede extender a tiempos menos bélicos: la verdad perece en cuanto los intereses aparecen. Ahí, en este deseo de falsear la verdad para obtener algún tipo de rédito, en ese afán propagandístico que esconde bajo la alfombra de los valores la basura de sus intereses, radica la necesidad de esta panda erigida en líderes mundiales de contarnos que el mundo es como ellos necesitan que sea y de que les creamos. Son capaces de volver en su favor la desgracia de los desgraciados, el dolor de los doloridos, la maldad de los desalmados.
Las realidades son demasiado complejas, pero todas tienen algo en común que ayuda a poderlas descifrar, sigan el rastro del dinero, también del suyo.
Publicado en "El Norte de Castilla" el 19-11-2015

1 comentario:

  1. La "verdad" en sí misma no existe, del mismo modo que podemos afirmar que el pensamiento en sí mismo no puede existir sin el ser que lo genera. La verdad es inherente no solo a la persona a la que representa sino a la clase social a la que el individuo pertenece. Los individuos no somos seres aislados, somos seres sociales atados a la sociedad ya sus reglas. Las clases sociales existen, no en sí mismas sino en función de las diferencias entre ellas mismas. Y por tanto los valores ideológicos o teóricos que cargan serán también diferentes. Y desde tiempos inmemorables las diferencias sociales entre clases sociales, han existido. Estas diferencias, sus propiedades y características también han sido diferentes en los distintos periodos históricos. Y también han sido y serán variables los valores que las distinguen y configuran. La afirmación de Marx de que la “lucha de clases es el motor de la historia” O lo que es lo mismo, que la historia de la humanidad siempre estará condicionada por la lucha de clases es un realidad inmutable, tal como lo es la gravedad como valor inmutable en la propia física universal. Y esto quiere decir que la “verdad “es un concepto relativa al tiempo en que es descrita y a la clases social que la configura. La verdad nunca será igual para un empresario y sus intereses económicos que para un trabajador asalariado y sus necesidades más perentorias. Del mismo modo que el relato de esa verdad al ser diferente y hasta antagónica, nunca podrá tener las mismas posibilidades de ser expandida por los representantes de unas clases y la otra. En la actualidad estamos siendo, como lo fueros a lo largo de la historia, sometidos por la clase social más poderosa, que es la que relata y la somete a la totalidad de la sociedad, será su verdad oficial, que es la que le representa y la hace y la que le favorece para mantenerse en el poder. La verdad es pues relativa a las clases sociales que domina en ese momento histórico.
    http://beniezu.blogspot.com.br/2015/09/sera-la-filantropia-el-motor-de-la.html

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