jueves, 4 de noviembre de 2021

VA A HABER TORMENTA

A poco que rebusquemos en nuestro imaginario, nos topamos con una escena tomada en cualquiera de los pueblos de por estas tierras. Aparece en ella un castellano viejo, en silencio, observando el cielo, cotejándolo con los miles de cielos que ha visto. Cuando ya ha tomado nota mental de todo, agacha la cabeza y sentencia con pocas palabras: lloverá, dejará de hacerlo, lo que sea que vaya a ser. Lo que será, porque no suele fallar. Fieles a esa tradición, los castellanos recientes juegan a los vaticinios: a escudriñar lo que les pilla alrededor y exponer unos presagios que suelen sustentar en sus miedos. Tras haber escuchando estos días a amigos y paisanos, intuyo que la estrepitosa derrota ante el Amorebieta ha propiciado la Noche Internacional del 'Ya lo decía yo'. Acostumbrados a los petardazos de este equipo cuando tiene a mano un paso significativo, no eran pocos los que lo veían venir. Y, como de costumbre en estos casos, sin necesidad de ayuda externa: ni árbitros ni zarandajas. El propio Pucela se valió a sí mismo para seguir fiel a la tradición. No resto ni un solo mérito al rival, faltaría. Jugaron a lo que saben, mostraron las características para las que está diseñado y tumbaron al Pucela. Chapeau. Señalo mi asombro ante el hecho de que el Pucela se viera sorprendido, una y otra vez, por una amenaza tan previsible. Por ello el Amorebieta, hasta este partido, necesitaba más de una docena de ocasiones para marcar una. Sus rivales saben de qué van. Tres han necesitado para marcar tres.

En una calamidad de estas dimensiones, no tiene sentido señalar a unos u otros. En la primera mitad, ninguno, ni Roberto esta vez, se salvó de la quema. Los mejores, siempre ocurre, fueron los que no estaban en el campo. En los que estaban, nos faltaba de todo, ritmo, juego, intensidad, ideas, hambre. Quizá por eso Pacheta no movió nada en el descanso: no pudiendo cambiar a los once, les miró a los ojos –vosotros lo habéis jodido, vosotros lo arregláis–, los retó a voltear, primero las sensaciones y luego el marcador.

Tampoco conviene echar todo en saco roto. Alguna enseñanza, más allá de 'esto no se puede repetir' cabe. Pacheta, fijo, habrá sacado mil. Para mí queda una obvia: Kike en banda puede ser un recurso para cerrar un partido, nunca una apuesta de inicio. Su presencia ahí, restó dos: él, por no estar donde más rinde, y el que, por estar el puesto ocupado, no rinde por no estar.


Publicado en "El Norte de Castilla" el 04-11-2021

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