jueves, 19 de febrero de 2015

POLVORONES AL SEDIENTO

Tengo miedo a los dolores físicos, me escondo, a la vez que mis músculos se contraen, cuando veo una aguja. Me da pánico pensar en tener una vida asociada de forma continua y constante a ellos. Pero supongo que, llegado el caso, aguantaría lo que me echasen si supiese que en ese aguantar reside la única esperanza de mantenerme con vida, la única esperanza de volver a tener ilusión por sentirme vivo. El dolor se aguanta voluntariamente cuando existe al menos la posibilidad de un mañana que merezca la pena, cuando ya eres consciente de que, sin pasar el trago, no queda más que una vana agonía en pos de encontrar un aire que paulatinamente irá desapareciendo. Y Grecia ya no tiene aire. Lejos quedan en la memoria aquellos años de atrás, ahora sufren las consecuencias lógicas de una perversión, la que hizo creer, a ellos y a nosotros, que habíamos dado con la fórmula del elixir de la eterna juventud. Pero la fiesta europea acabó como no podía ser de otra forma, recordándonos que, digan lo que digan y con el interés que lo digan, aún hay clases. Unos se quedaron con la recaudación y con el bar, los otros con los bolsillos vacíos y soportando la resaca.
Grecia ahora quiere salir de su pozo, el primer paso lo han dado en las urnas exigiendo abandonar el camino que les habían marcado. Ahora todo parece estar en contra, pero el recién elegido gobierno tiene un sólido argumento a su favor: Son muchos los griegos que tienen entre muy poco y nada que perder. El miedo guarda la viña, pero ese miedo solo vale para quien tiene viña. Para quien solo ve como el aire se acaba, el dolor, el sufrimiento, las amenazas, dejan de ser argumentos que puedan doblegar voluntades. El poder económico y financiero que delinea los renglones que rigen esta Europa, sigue empeñado en ofrecer al sediento bacalao y polvorones. No es cobrar lo que más le interesa, es, simple y llanamente, castigar al díscolo, apretar más la soga para que a ningún otro se le ocurra seguir el ejemplo. Pero pueden estar midiendo mal y cometiendo el error que derrumbará su castillo: cada vez habrá más griegos, más personas sin nada que perder dispuestas a beber los tragos más amargos sabiendo que esa es su única esperanza.

Publicado en "El Norte de Castilla" el 19-02-2015

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