viernes, 4 de octubre de 2019

PAN, ROSAS Y PAPEL HIGIÉNICO


Solemos decir que las criaturitas hacen lo que ven, repiten lo que oyen. Les planteamos callejones sin salida en forma de falsos dilemas -¿a quién quieres más, a papá o a mamá?- y en venganza una niña espeta a un alcalde que a dónde preferiría dedicar los recursos, a replantar hectáreas amazónicas o a reconstruir Notre Dame. El preboste cae en la trampa y elige una. Aporta peregrinas razones para optar por Notre Dame. Las criaturas, sugestionadas por la última moda, se sorprenden por la elección. Una parte de la oposición social, para atizar al munícipe, se regodea con las respuestas infantiles; con lo cual, a su manera, también caen en la misma trampa, eligen una de las dos. Bien que la política es tener que decidir cómo repartir los dineros, pero sabiendo que ambos, el patrimonio natural y el cultural, han de ser cuidados aunque solo sea porque no somos más que unos depositarios temporales de la belleza, del patrimonio, de la memoria; en fin, del inmenso legado recibido de la naturaleza y de nuestros antepasados.

No siempre hay que optar. A principios de 1912, en Lawrence, Massachusetts, EE.UU, miles de trabajadores, mujeres en su mayoría, emigrantes en gran medida, se lanzaron a una huelga en pos de mejoras laborales, hicieron suyo el eslogan “queremos pan y también queremos rosas”.  Vivir no es solo sobrevivir; queremos ganarnos la vida y tener tiempo para vivirla. Siete años después, una sucesión de huelgas auspiciadas por la CNT en Barcelona a lo largo de mes y medio condujeron a que el gobierno aprobase la jornada de ocho horas. Hoy, justo un siglo después, pese a avances tecnológicos inverosímiles, como si no valorásemos el tiempo, como si no quisiésemos rosas, no trabajamos menos  y lo asumimos con entera normalidad.
A esos de tener que elegir se añaden aquellos que justifican que el dictador repose en un mausoleo. Hay necesidades más importantes, afirman. Con eso no se come, añaden. Es obvio que retirar los despojos del tirano no llena plato alguno. Pero tampoco los llena el papel higiénico y todos gastamos algunas monedillas en ello. El cuerpo de cualquier sociedad, además de pan y rosas, requiere higiene, necesita tener limpias al menos algunas partes del cuerpo. Va siendo hora de limpiarse las zurrapas.  

Publicado en "El Norte de Castilla" el 03-10-2019

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