miércoles, 15 de diciembre de 2021

PERO NI UN PASO MÁS

La ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, mantuvo un encuentro con el Papa Francisco. La visita, por más de un motivo, causó cierto asombro, estupor, pasmo. Me extrañó la cantidad de gente que aún se sorprende porque pueda haber buena sintonía entre personas autodefinidas de izquierda y/o comunistas y representantes de la Iglesia, por muy ministra o Papa que sean. Como si toda la izquierda fuera una cosa, como si toda la iglesia fuera cosa una.

Basta con repasar la historia reciente de España para cerciorarse de la enorme cantidad de espacios de intersección en los que unos y otros –y muchos que eran a la vez lo uno y lo otro- ponían en común sus aspiraciones y trabajaban por ellas. A un amigo, joven nonagenario, se le escapaba una sonrisa cómplice recordando la frase de un brindis de confraternización en tiempos de clandestinidad que reflejaba a la perfección este vínculo: “juntos hasta la muerte, pero ni un paso más”.  

Basta con repasarla, también, para encontrar enormes desencuentros entre sectores militantes del ala más a la derecha de la derecha con sectores de la Iglesia que alcanzaban al cardenalato - aquel ‘Tarancón al paredón’-, incluso al papado, ya no el actual, tampoco Pablo VI gozaba de la simpatía de este flanco. Al final tiene lógica, en el nacionalcatolicismo, ‘catolicismo’ ejerce de adjetivo. La obediencia a Roma no es obediencia sino provecho, solo se da cuando escuchan lo que pretenden. Otro amigo, sacerdote secularizado, comentaba que se hablaba mucho del anticlericalismo de la izquierda, pero que nadie quería recordar el de la derecha, que ojito.

A mí, entendiendo que por el aire dado a la entrevista esta escapó del ámbito personal, solo me interesa el ‘qué’. Sin desgranar el contenido, el resultado no pasa de figuración o encubrimiento de lo acordado.

Publicado en "El Norte de Castilla" el 15-12-2021

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