domingo, 12 de diciembre de 2021

TE PERSIGUEN POR AQUÍ, TE ESPERAN POR ALLÁ

Hay ratos en que te encuentras en una tesitura endiablada. Por un lado de la calle te persiguen; por el otro, te esperan. A veces, sin tener arte ni parte, como en las fiestas en las que el azar te cruzaba con un chulito que, deseoso de extender su metafórica cola de pavo real, te preguntaba si su novia te parecía guapa. Malo. Digas lo que digas, cobras. Si la respuesta es que sí, zas por mirar;si es que no, pum por haberla considerado fea. Otras, sin siquiera haber ido a la fiesta. Porque de fiesta estaba Plata, pero en la encrucijada se encontró Pacheta. Tomara la decisión que tomara, estaba condenado a equivocarse. Si sí o si no, voces habría que se levantaran en contra. Bien es cierto que –mal designio de los tiempos– con uno u otro veredicto, la razón o la condena se la daría el resultado final. Se ganó, bien hizo Pacheta en no convocarlo. De haber perdido, se le habría reprochado menguar voluntaria e irresponsablemente el equipo. Al contrario, si Plata hubiera jugado bordándolo, habría habido mayor predisposición al olvido; con un mal partido, sin embargo, la grada le recordaría con feos epítetos lo del alcohol y la farra.
No se sabe si como castigo o para proteger al equipo de la potencial ira de su afición, Decidió que no. En paralelo, el listado contenía otro ingrediente para la controversia: lo encabezaba Masip. Si Pacheta fuese un político de los que abundan hoy en día, diría que se trataba de una maniobra de despiste, una medida que se lanzaba al aire para que se dejara de hablar de lo que le resultaba inconveniente. No lo es, así que supongo que no tirará piedras sobre su propio tejado. Habrá entendido que Roberto necesitaba un descanso mental o que anda en bajo estado de forma. Pero ojo, los porteros somos gente muy particular. Lo escribo en primera persona porque los porteros, aun los malos, aun los viejos, nunca dejamos de pensar como porteros. Yla particularidad es sencilla, odiamos las milongas, requerimos sinceridad: que lo que sea, sea dicho. Si es descanso, es descanso; si una nueva apuesta, nueva apuesta; pero que ambos lo conozcan, que entrenen sabiéndolo.

Corolario sobre Plata: pasado el trance, que el jugador pague lo que tenga que pagar y aprenda lo que no corresponde hacer. Y lo de aprender, no solo él.

Publicado en "El Norte de Castilla" el 13-12-2021

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