jueves, 18 de septiembre de 2003

RESPIRASTE LIBERTAD

Un manotazo duro, un golpe helado, un hachazo invisible y homicida, un empujón brutal te ha derribado”.  Cuando el estómago aglomera el dolor presente a mi pluma sólo le queda como recurso recurrir a mis clásicos y recordar.



En el taller, un recorte de prensa que narraba aquellos goles al Madrid de Lasala, Juanco y Coque que condujeron al Valladolid a la final de Copa, en la mesilla el calendario de la nonata liga y en la buhardilla la primera cabecera de “El País”. Gozar con el fútbol  y respirar libertad sin que la hubiera.  Un virus criminal no permitirá que tu nieto mame bondad viajando por el norte de España conociendo gentes y sufriendo, a fuerza de costumbre cada vez menos, con los goles encajados por el Pucela. Me queda el consuelo de que nada se pierde, en el aire quedas y tu rebeldía emana de tu memoria. Memoria viva. Lucharé por ser libre y disfrutaré del fútbol. ¡vaya que sí!. Tú te despides como Miguel Hernández: “Adiós hermanos, camaradas y amigos, despedidme del sol y de los trigos”.

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