martes, 26 de octubre de 2004

CERRADO POR VACACIONES

Durante los meses de verano mi cerebro tartamudea, se atasca y me cuesta Dios y ayuda hilvanar palabras que, constreñidas en el blanco del folio, den vida a estos retales que tras cada martes se mudarán en guiñapo para adecentar cristal, cargamento de contenedor o sudario de bocata.

Escarbo en busca de un cobijo en que refrescar mis neuronas en las infinitas tardes del estío mesetario. Pero hasta los libros están de vacaciones. La biblioteca cerrada desde las tres muestra un semblante de palacio fantasmal; como si de repente todos  hubiéramos muerto, como si nadie trabajase por las mañanas y necesitase el refugio vespertino de los libros que allí se prestan. Foco cultural cerrado por vacaciones. Sigo caminando.

Hasta andar cansa, me siento en una terraza. Un café con hielo y un periódico mitigan el sopor. Me topo con la programación del cine al aire libre que se proyecta en San Benito. Otrora imprescindible propuesta que ahora agoniza. Buenas películas, sin duda, pero recién proyectadas en las salas comerciales. Garantizan el éxito de público, pero desecan el oasis en el que beber algo distinto, en el que pescar películas de otros sitios o de otras épocas. Foco abierto pero ¿cultural? Pondremos cara de Bogart “siempre nos quedará la Seminci”.


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