jueves, 2 de marzo de 2017

LA LEY NO ES IGUAL PARA TODOS

Imagen tomada de httpvoltairevigoblogspotcom.blogspot.com
No corren buenos tiempos para la imagen de la justicia. A pesar de ello, personalmente, confío en los jueces. No en todos, ni por sistema, pero sí en la mayoría de ellos. Lo que no voy a pedir, ni mi ingenuidad me permite pensar, es que exista en el gremio un alto porcentaje de aspirantes a héroes. Los hombres y mujeres que firman sentencias saben a qué se enfrentan y dónde están sus límites.
El primero es hogareño, de andar por casa, y ancla sus raíces en la Transición que, como un rayo de luz que atraviesa el cristal sin romperlo ni mancharlo, permitió el salto desde la dictadura a la democracia sin que las estructuras notasen mucho el cambio. Un acuerdo de élites con alguna contraprestación. Seguramente no se pudo hacer de otra manera, no hay forma de recrear una historia paralela, pero lo cierto es que determinados ámbitos, y la justicia es uno de ellos, mantuvieron su edificio intacto. Algún cambio de muebles, si acaso. Bien atada quedó, por ejemplo, la limitación de la separación de poderes. El judicial, mediante el subterfugio de los nombramientos de cuotas partidarias en diversos estamentos de la judicatura y el control gubernamental de la Fiscalía, mantiene lazos de dependencia con él ejecutivo y el legislativo.
El segundo es de orden mundial, ocurre en cualquier lugar del mundo. Un juicio es una contienda  entre dos partes: la que acusa y la que defiende. Da igual que la materia del litigio sea una gallina presuntamente robada o un desfalco milmillonario igualmente presunto. Lo que no es lo mismo, según sea uno u otro de los casos, es la fuerza de las partes. Mientras los de la gallina acuden a las vistas en mangas de camisa, los del desfalco se parapetan tras una pléyade de abogados con capacidad para inclinar el fiel de la balanza en la dirección que pretenden.
Un tercer límite es la propia legislación. Podrá ser cierto que todos somos iguales ante la ley, pero también lo es que las leyes no son iguales para todos aunque solo sea  por el hecho de que no todos estamos en la tesitura de cometer el mismo tipo de delitos.

No pidamos a los jueces lo que los jueces, así en conjunto, no pueden hacer.

Publicado en"El Norte de Castilla" el 02-03-2017

1 comentario:

  1. En todo los países pasa lo mismo...
    En México, los políticos y los poderosos están por encima de la ley...

    saludos
    Carlos

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