jueves, 7 de mayo de 2015

LA HEMEROTECA DISPERSA

Queda feo dejar constancia aquí, pero soy uno de esos que lee la prensa en los bares. Ese café, a cuyo pie hace referencia el título de esta sección, es la excusa para acercarnos a la realidad publicada, atiborrarnos de información, confrontar el enfoque –a veces opuesto- que las diversas cabeceras ofrecen de la misma noticia y desmenuzar los distintos puntos de vista desde los que se abordan. En fin, para medio darnos por enterados. Quienes así actuamos, aunque a lo mejor esto sea una generalización estúpida y sea yo el único que respete estas rutinas litúrgicas, dibujamos en la cabeza un paseo que viene a ser nuestra particular hemeroteca dispersa. También, en muchos casos, este café es el origen de una charla que se convierte en el termómetro que indica la temperatura de la calle bastante mejor que cualquier encuesta. Hace nada, en uno de estos ratos, en el momento de ir a pagar el euro que me cuesta, fue la propia camarera la que, a modo de queja, arrancó una conversación: “Hay bares que cobran por el café ochenta céntimos, otros, eso sí, ya cobran más de dos euros”.
Me acordé de José Luis Rodríguez Zapatero, sí, el anterior presidente del gobierno, cuando respondió en un programa de televisión que el precio de un café era exactamente ese, ochenta céntimos. Al escuchar esa respuesta, todos comprendimos que vivía fuera de la realidad, que los que se instalan en el Palacio de la Moncloa sufrían una enfermedad a resultas de la cual olvidaban las vicisitudes del común de los paisanos. Se le atizó con justa razón. Ocho años han pasado de aquello, tiempo suficiente para que los desbarajustes que se han producido en la sociedad nos hayan traído a este puerto: al precio menguante del café en esa periferia sin luz hasta las tantas, al precio creciente en el centro deslumbrante a cualquier hora; al aumento sincrónico del consumo de las marcas blancas y de las ventas de los productos de lujo. Las dos Españas de Machado son ya la que aspira a más y la que no podría con menos. Al final, en ese café está la frontera geográfica cada vez más escarpada. Las tierras medias están desapareciendo.

Publicado en "El Norte de Castilla" el 7-04-2015

No hay comentarios:

Publicar un comentario