jueves, 9 de noviembre de 2017

LA MÁXIMA DE GIRÓN

Imagen tomada de www.merca2.es
Cuentan que José Antonio Girón de Velasco resumía con una máxima el modelo de relación que establecía con las personas en función de sus coyunturales posicionamientos políticos. El que fuera uno de los fundadores de las JONS, desde su posición de poder, repetía a quien quisiera escucharle: “Al amigo, el culo; al enemigo, por culo y al indiferente, la legislación vigente”. 

Lo cierto es que casi cualquiera que tiene potestad para poner en práctica el axioma gironiano, lo enuncie de forma más o menos grosera, se desnude de manera más o menos explícita, adecuándolo a las circunstancias del momento, lo utiliza como guía. En la actualidad, dado que ya no estamos en una dictadura y, por tanto, el uso discrecional del poder puede ser contestado por una parte de la sociedad, les es pertinente recubrir con otro envoltorio una filosofía similar.  Entonces, se da una vuelta de tuerca a dicho aserto para que a la vez permita las tres opciones y se pueda decir que todo se ha llevado a cabo dentro del marco de la legislación vigente. En España esto es relativamente sencillo porque se une una desmesurada inflación legislativa en prácticamente todos los ámbitos con la falta de concreción en alguno. Se puede, por tanto, hacer una cosa y la contraria sin salirse de los cauces legales. El Gobierno decide intervenir las cuentas del Ayuntamiento de Madrid, es legal. El Gobierno no interviene las cuentas de otros ayuntamientos que también incumplen la regla de gasto, es legal aunque sea aplicando mecanismos de dilación. Palo o zanahoria en función de querencias partidarias.
Por la legislación vigente, el Gobierno, bajo el auspicio de Montoro, no permite al consistorio madrileño, que ha rebajado la desmesurada deuda heredada y ha generado superávit el curso pasado, utilizar ese remanente para ejecutar políticas sociales. Vamos, que no es que el ayuntamiento capitalino pida más dinero o aumente la deuda, pretende, sin más, gastar de lo suyo. La actuación del gobierno, más allá de fiscalizar las cuentas, pretende limitar las posibilidades de acción política de las instituciones territoriales ‘díscolas’.

Vamos, que por puro interés de partido, porque ahora le interesa, el gobierno nos está sometiendo a un proceso de recentralización. Con ello, amparan a los amigos y anulan a los enemigos. Para ello, se valen de los indiferentes. Así, cobijándose con el paraguas de la Constitución, van traicionando su espíritu. Bajo la legislación vigente, eso sí.

Publicado en "El Norte de Castilla" el 09-11-2017 

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