lunes, 18 de octubre de 2021

TANTAS VECES FUE AL REVÉS

Desde que el humano es humano, y así será hasta el final de los humanos tiempos, estamos condenados, y no digo que no nos guste, a revolcarnos en fangos conversacionales. Las preguntas capciosas –esas que se formulan cuando un interlocutor pretende obtener alguna ventaja enredando al otro, aquellas del tipo '¿es preferible que tu equipo juegue bien y pierda o gane tras ofrecer un juego desastroso?' en las que no cabe respuesta definitiva– son uno de los sedimentos que se depositan para formar estos lodos a los que se denomina 'falacia del falso dilema'.

La mayoría, tras un gesto escapatorio, concluiría que es suficiente con que gane. Añadirían, desligando las causas de las consecuencias sugeridas en la pregunta, que, claro, mejor si lo hace ofreciendo espectáculo.
Tras partidos como el disputado por el Pucela, la pregunta vuelve, en este caso para regocijo. Tres puntos, firmo, dirán muchos, que sea así cada partido. El problema es que no es así cada partido. A buen seguro que la satisfacción de la expedición blanquivioleta por el triunfo no nubla la vista ni emborrona los aspectos críticos del análisis del partido. Lo cierto es que en el primer cuarto el Pucela se iba empequeñecido de forma tal que parecía hasta que le faltaba tensión. Perdonaron, si no, estaríamos hablando de otra cosa. En el minuto 24, casi de forma inesperada, el efecto sorpresa y la ternura de la defensa pepinera propiciaron el gol de Sergio León. Tantas veces fue al revés, que supo más rico. Tampoco con la ventaja hubo mejoría. Hasta el descanso. Ahí, en las propuestas de vestuario, se ajustaron piezas para inactivar el (poco) peligro local y dar un paso adelante en pos de la sentencia.

Una mirada complaciente, seguramente de forma involuntaria, sin ser consciente de que la suavidad expresiva esconde cierto grado de reproche, adjetivaría el juego con eufemismos como 'práctico', 'eficaz' o 'pragmático'. En realidad, sobre todo por lo visto en la primera mitad, quedaría mejor definido como 'afortunado'. En este caso, el riesgo se quedó en riesgo y las ocasiones en ocasiones; pero mejor no acostumbrarse a a tentar a la suerte, esperar a que los Josés de turno fallen a media docena de metros o a que los pases 'de la muerte' sean tan solo 'del susto'.

Publicado en "El Norte de Castilla"  el 18-10-2021

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